martes, 27 de noviembre de 2007

CARNAVAL DE CAJAMARCA

CARNAVAL DE CAJAMARCA
(Por Juan Carlos Mantilla Nuñez )

En Cajamarca, existe una de las tradicionales y más renombradas festividades que, por su singularidad, le hacen diferentes a todas cuantas celebraciones carnestolendas se realizan en el Perú.

La contagiante y alegre música de la cashua cajamarquina logra calar más hondo y convertir pesares en alegrías, tanto en el lugareño como en los visitantes, cuando se cantan las divertidas coplas del carnaval que manifiestan distintos mensajes: amor, decepción, política, burlesco, picardía, comunitario, belleza, etc.

El pueblo cajamarquino participa íntegramente y baila al son de sus coplas, dejando de lado todo tipo de diferencias. Son personajes infaltables, dentro de las llamadas “PATRULLAS”, los clones de alargados cucuruchos, presididos por el que recibe el nombre de “VIRREY”; y las comparsas (grupo de personas de un mismo disfraz).

Por la variedad de actividades que se presentan y; en su afán de representar y difundir lo más saltante de esta fiesta, el Grupo de Música y Danzas Folklóricas “CAJAMARCA, junta una muestra significativa que representa al “Concurso de Patrullas y Comparsas”, luciendo algunas vestimentas de éstas en una primera parte de la puesta en escena del Carnaval Cajamarquino, para luego terminar luciendo vestimenta típica al son del contagiantes coplas, tratando de resumir en ella, ella costumbre de llegar de casa, cantando.

Esta muestra coreográfica del carnaval cajamarquino fue estrenado por primera vez por la agrupación antes indicado en junio de 1985, durante el festival del Inti Raymi en el coliseo “kusi Cancha” de la ciudad del Cuzco, bajo la adaptación musical del primer conjunto musical estable “Mosoq Yawar”.


F.A.S.R.

EL FOLKLORE PERUANO

EL FOLCLOR PERUANO

Por: Juan Carlos Mantilla Núñez


El folclor es el acervo de sabiduría del pueblo a través del tiempo, tanto en el campo espiritual como en el material. En el primero están los mitos, las leyendas, los cuentos, las tradiciones, las fábulas, la poesía, las adivinanzas, los refranes, los dichos, es decir el folclor literario, la música, las canciones, la danza, las fiestas, los juegos, las creencias. En el segundo rubro está la artesanía popular en la que es muy rica Cajamarca.

El folclor peruano en sus diversas manifestaciones es uno de los más ricos y variados del mundo. Sólo en el campo de la música, de las canciones y de los bailes en la región de la sierra, como todos sabemos, es extraordinariamente fecundo.

La Marinera: Baile Nacional del Perú
La Marinera se representa en todo el territorio con diferentes variantes. Sus inicios datan de finales del siglo XVII, momento histórico del máximo esplendor del virreinato del Perú.
La marinera es una expresión cultural, un producto humano, y como tal, está más allá del simple ritual y la liturgia. La versión generalizada de la marinera que ha llegado hasta nosotros podría considerarse como espectáculo; normalmente se ejecuta en pareja, mientras, en el calor de la fiesta, todo el auditorio está pendiente de la danza. No es común, en la vida cotidiana, que varias parejas bailen al mismo tiempo. Generalmente, la ejecuta una sola persona pero participan todos los integrantes de la fiesta. Un elemento importante es lo que se denomina el “guapeo” que consiste en cortas interjecciones para estimular a los bailarines.
En el caso de la Marinera norteña, ella la bailarina, está ataviada con moño, peineta, blusa bordada y falda larga de amplio vuelo. Él, más austero, viste poncho y sombrero de paja. Ambos llevan un pañuelo, y se miran muy de cerca; se rodean, se sonríen; de pronto, comienzan un maravilloso recorrido en círculos, tratando de acercarse lo más posible el uno al otro y dando vueltas al son de la música: un diálogo silencioso y lleno de gracia y cortejo. Se hace todo lo posible por encantar a la pareja, acercándose al máximo, pero jamás llegando a tocarse. Él insiste, y ella huye a la vez que los seduce, lo atrae, lo embauca, y juntos proceden a ejecutar destrezas con los pies, en finos escobillados y volutas que finalmente termina en una pose final, teatralizada y sacralizada. La fiesta se acelera y llega al éxtasis.
La Marinera Limeña es la dueña y señora en los bailes de su tipo; es la heredera, es el punto donde confluyen des de los ancestros más tempranos. La zamacueca se presenta remozada, transformada y refinada en la ciudad de Lima; consta de dos partes bien diferenciadas, la Marinera y la resbalosa; la primera, de marcada influencia europea, en especial hispana, y la segunda, de marcada influencia africana y cercanamente emparentada con la zamacueca. Sólo en su versión limeña ambas se unen.
La estructura coreográfica es sencilla. Consta de una espera en el sitio donde se inicia el baile, acompañado por la bordón de guitarra y el repique de cajón. Al iniciarse el canto, avanzan y se encuentran en ida y vuelta, cerrando con una vuelta y luego regresan para un primer y segundo reencuentro denominado “coqueteo”. Cierran con vueltas para terminar en el escobillado final, vuelta y pose.
La resbalosa es más ágil y de coreografía similar pero con movimientos más insinuantes, contorneados y de marcada influencia africana, remata en las fugas, que pueden ser interminables de acuerdo a la habilidad de los intérpretes, tanto músicos, como cantantes y bailarines.
Para resumir, podemos decir que la Marinera es le baile nacional del Perú. Su origen es compartido entre lo hispano y lo africano sumando a las expresiones de estas tierras.

EL FOLKLORE DE CAJAMARCA

EL FOLKLORE DE CAJAMARCA

El mestizaje del pueblo cajamarquino, confluencia de razas heterogéneas, es quizá la explicación para un folklore tan rico en matices y tan abundante en picardía y gracia.
Nazario Chávez, en un estudio sobre el rico folklore cajamarquino, menciona una de las características del habla local: cierto dejo o canto final al hablar, y el uso de aumentativos o diminutivos (golpazo, ratito, etc.).
Los cajamarquinos cantan a todo. Y en sus versos muchas veces improvisados, resaltan el amor la ingratitud, la patria, la esperanza, el dolor. También saben reír con picardía.
El espíritu religioso del cajamarquino, por temperamento y por ancestro, aflora en los versos de las pallas, en las procesiones.
Las danzas de Cajamarca son variadas y muy difundidas, por lo que merecen perdurar en el tiempo. Para que ello ocurra, es menester que su difusión y práctica se promuevan prioritariamente en el medio escolar.
Cachua o cashua: Baile típicamente cajamarquino, caracterizado por su desplazamiento lento y suave; no se acostumbra el zapateo. Una variante denominada "gavilán" consiste en quitarse el pañuelo entre las parejas.
Chunchos o danza blanca: Son grupos de 12 o más danzarines vestidos con saco y pantalón de color blanco sujeto por maichales (semillas), que sirven como adorno y emiten agradables sonidos al compás del baile. Usan pañuelo de color en el cuello, portan una bandera y llevan además una calabaza con chicha.
Otros personajes de esta danza son el "chuncho negro" que lleva saco azul u oscuro, una máscara de color negro con aplicaciones de vivos rojos, marcando ojos, nariz y orejas, y un látigo con mango de madera; el "capitán de baile", que dirige la danza y los pasos para realizar diferentes figuras; el "negro", personaje gracioso, que asusta y hace chistes a los espectadores, recolectando las viandas de comida para el grupo. Entre lo más característico del baile está dejar el pañuelo en el suelo y recogerlo con la boca.
Pallas: Danza efectuada sólo por mujeres alegres y bonitas, con mucho garbo y estilo. Llevan una vestimenta elegante y atractiva, consistente en un sombrero blanco con cinta negra, blusa de color celeste, blanco o rosado, pechera bordada, anaco o pollera plisada de color negro, aretes largos, gargantillas y sortijas en todos los dedos. Las pallas van bailando y cantando por las calles dirigidas por una capitana que va dando la voz para que entonen diferentes canciones.
Carnaval de Cajamarca: El Carnaval de Cajamarca ha adquirido características muy propias y con la participación de instituciones, barrios, etc. La celebración dura aproximadamente un mes, pero los días centrales se reducen a 8.
Estas danzas no son las únicas del departamento, pero son unas de las de mayor reconocimiento en el país. Por tanto, la responsabilidad de sus aficionados es mayor, no sólo en lo que a su presentación local respecta, sino en su difusión fuera de Cajamarca, ya que con ello promueven su conocimiento y, al propiciar que sea admirada, fijan en la mente del observador de la danza la imagen del lugar de donde ésta proviene.
Los visitantes, por su parte, suelen disfrutar y participar de todos los movimientos y aprecian lo novedoso de los ritmos y significados de las danzas.
A nuestro entender, las danzas tienen un rol trascendente en la puesta en valor de Cajamarca en el mercado turístico. Y es que la música, el vestuario y la coreografía de sus danzas grafican claramente el alma del pueblo cajamarquino.

EL VALS CRIOLLO

EL VALS CRIOLLO

HISTORIA
Se pensó en un inicio celebrar el Día de la Canción Criolla un 18 de octubre, pero coincidía con la salida del Señor de los Milagros. Por ello, la celebración tuvo que trasladarse al último día del mes de octubre.
Aurelio Collantes, autor de numerosos trabajos de investigación sobre la música popular en el país, señala que se escogió el 31 de octubre no solo para celebrar el acontecimiento sino para realizar al día siguiente (1 de noviembre) una romería para recordar y tributar el homenaje a los compositores y músicos fallecidos.
La primera serenata criolla se realizó el 31 de octubre de 1944 en la plazuela Buenos Aires, donde se festejó con gran algarabía y por primera vez el onomástico de la canción criolla.
BARDOS CRIOLLOS
La historia de la canción peruana se inicia con sus primeros cultivadores o representantes mucho antes de los años veinte, período de la llamada Guardia Vieja. Esta música era producida e interpretada por las clases populares de la ciudad de Lima, y estaba constituida por el vals y la polca. Asimismo, tenía influencias del vals vienés, la jota española y la mazurca polaca.
Cuando se difunde el vals y la polca en los medios de comunicación, la Guardia Vieja había creado ya su estilo característico, con el cual inaugura una etapa de desarrollo y difusión de la música criolla.
La historia del vals está referida también a sus intérpretes, solistas, tríos y a los instrumentos empleados. La mayoría de los conjuntos musicales han participado en las reuniones criollas con el trinar de las guitarras, el repiquetear de las castañuelas y el ruidoso cajón. Eran las jaranas de “rompe y raja”. Estos tres instrumentos no podían faltar en las veladas o peñas criollas.
El cajón es un instrumento musical de percusión infaltable en las marineras y en los tonderos. El golpe de cajón es sonoro en las jaranas.
GALERÍA DE CANTANTES CRIOLLOS
La canción peruana echa sus raíces más profundas con la aparición del bardo inmortal Felipe Pinglo Alva, el más grande de sus representantes, autor del vals clásico. Nació el 18 de julio de 1899, hijo de un docente y huérfano de madre desde muy niño. La pobreza en la que vivió y las enseñanzas de su padre y de sus tías lo formaron con mucha emoción social, lo que se ve reflejado en sus composiciones.
Poeta y compositor, considerado como el padre de la música criolla, poseyó un estilo de arraigo popular que surgió durante la etapa Republicana. Compositor de aproximadamente 300 canciones, las más conocidas son El plebeyo, El huerto de mi amada, Bouquet, El canillita, Pobre obrerita, Porfirio, Celos, Mendicidad y otras que marcaron toda una época de esplendor. El historiador Jorge Basadre, en el tomo X, capítulo CXCII de su monumental obra Historia general de la República, destaca la presencia del notable poeta y compositor limeño y señala que es el auténtico y genuino autor del capítulo más luminoso de la canción criolla.
Chabuca Granda (Isabel Granda Larco) ocupa también un lugar privilegiado en la historia de la música nacional. Ella nos legó hermosas melodías que calaron muy hondo en el sentimiento popular. La flor de la canela no era una creación imaginaria, sino que su famosa canción había sido inspirada en un ser real. Era una mujer morena llamada Victoria Angulo y que había sido una antigua amiga de los Granda Larco. Este vals se canta en todas partes del mundo, pero Chabuca también escribió José Antonio, Cardo y ceniza, Fina estampa.
Lucha Reyes, conocida como la morena de oro del Perú, nació un 19 de julio de 1936 en un hogar muy pobre. Su verdadero nombre fue Lucila Sarcines Reyes. Su padre murió cuando Lucha tenía 6 meses. La madre de Lucha Reyes se dedicó a la lavandería, pero no le alcanzaba para cubrir las necesidades básicas. En el callejón donde vivía se reunían los cantores y guitarristas de los Barrios Altos. La madre de Lucha Reyes enfermó y tuvo que dejar de lavar ropa, lo que determinó que todos los días mendigara comida en un convento muy cercano. Cuando su madre se recuperó, la internó en el convento Buen Retiro de las madres franciscanas. No pudo vencer la tuberculosis. Murió de diabetes, enfermedad que después le produjo un paro cardiaco. Sin embargo, interpretó con su voz única los mejores temas criollos y cantaba como ella sabía hacerlo: con pasión, temperamento y gran sentimiento.
Jesús Vásquez, conocida como la reina de la canción criolla, nació en el barrio de Pachacamilla, muy cerca de la iglesia Las Nazarenas. Su padre era chotano y su madre de Concepción (Junín). Fue ella quien le enseñó a cantar. La obra de Jesús Vásquez es una de las más fecundas del cancionero criollo. Ha grabado innumerables discos con valses, marineras, polcas y huaynos. Sus canciones más importantes son La pasionaria, Secreto, Todos vuelven, Corazón, Muñequita rota e Historia de mi vida.
En esta fecha importante también debemos recordar a otros insignes compositores y cantantes criollos como Manuel Acosta Ojeda, Eloísa Angulo, Alicia Maguiña, Manuel Raygada, Augusto Polo Campos, José Escajadillo, Luis Abelardo Núñez, Félix Pasache, Cecilia Barraza, Cecilia Bracamonte, Lorenzo Humberto Sotomayor, Eva Ayllón, Lucho Gonzáles, Félix Casaverde, Susana Baca, Arturo “Zambo“ Cavero, Oscar Avilés y otros talentosos músicos, que brindaron sus mejores canciones en favor de la canción criolla.